miércoles, 19 de octubre de 2016

Vila Grande

Ahora que el constructor de la empresa constructora Arsilex había estrechado la mano con agentes de una entidad de la que poco o nada sabían los habitantes de Cabo Grande, el complejo turístico que allí se iba a erigir convertiría su costa en una fértil fuente de ingresos. Se harían grandes con aquella inversión. Santiago Mouro sonrió por última vez cuando vio cumplido su sueñi de tener un pequeño restaurante bajando hacia la cala. El nombre de Vila Grande resonó por innumerables lugares a lo largo de todo el continente. Las vías del nuevo ferrocarril llegaron hasta el pequeño pueblo. Llegaron y se fueron. El aire húmedo de la playa, los bancales y sus grutas, los brezos, y el salitre de su tierra siempre seguirían siendo los mismos.

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